martes, 14 de diciembre de 2010

El Promociones Renova Uno sufre una metamorfosis y encadena 3 victorias seguidas.

 Aurelio Maroto   
Quién te ha visto y quién te ve. El Promociones Renova Uno ha sufrido una metamorfosis que sólo se puede entender desde el punto de vista mental. El equipo es el mismo, el entrenador también, y los rivales no han cambiado. Entonces, por qué esta plantilla pasó de perder 6 partidos consecutivos a ganar 4 de los cinco últimos. La respuesta, insisto, únicamente puede tener una razón psicológica.
     Tal vez el orgullo, habida cuenta de lo hiriente que estaba siendo tanta derrota seguida, ha conjurado ese vestuario, plagado todavía de jugadores pertenecientes a la que hemos bautizado como "Generación de Oro" del baloncesto solanero, y con varios jóvenes valores con enormes ganas de progresar. Ciertamente, no se les había olvidado jugar al baloncesto, aunque lo parecía.
     El caso es que el Renova Uno ganó el miércoles de la Inmaculada en Villarrobledo y apabulló el sábado al Almagro. El resultado de este último partido (88-52) permitió dos cosas: exhibirse ante la afición y dar más minutos a los yogurines. Ángel Crespo, encantado con una reacción que ni él mismo alcanza a explicar, aprovechó para seguir cociendo a la nueva hornada, que tanto promete.
     Al final del partido, el técnico reconocía que el cambio de actitud ha sido clave "de pronto hemos comenzado a jugar con más intensidad, con más cabeza y con más acierto". Quizás las "vacas sagradas" hayan reaccionado como un jabalí herido, cosa típica en estos casos. Ellos afrontan el crepúsculo de sus años buenos como estandartes del baloncesto solanero, y lo saben, pero su papel continúa siendo clave. Los cachorros que vienen de abajo todavía no pueden salir sólos a cazar. Necesitan el apoyo y el aprendizaje de sus "padres" en tanto maduren para lanzarlos solos a la jungla de la competición.

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